Cultura del vino

Prosecco: Del Pasado al Presente

Este vino espumoso italiano no solo es el favorito del mundo, vendiendo más botellas al año que el champagne y el cava combinados, sino que también tiene una historia rica y fascinante que vale la pena explorar.

En Lagar, te ofrecemos dos excepcionales opciones para disfrutar. Primero, el Motivo Asolo Prosecco Superiore DOCG Brut de la prestigiosa bodega Borgo Molino, un referente del Prosecco Classico. Este vino, elaborado con uvas 100% Glera de las colinas de Treviso, se somete a un proceso de fermentación y espumado en contenedores especiales durante 45 días utilizando el método Charmat. Su color amarillo pajizo y burbujas finas y persistentes se acompañan de delicados aromas florales y frutas de pulpa blanca, ofreciendo en boca un equilibrio armonioso, seco y fresco.

Por otro lado, el Valdobbiadene Prosecco Superiore DOCG Extra Dry de Mionetto, el resultado de una tradición enológica refinada, utiliza uvas Glera seleccionadas en la prestigiosa región de Valdobbiadene. Este espumante se destaca por su color pajizo brillante y un perlage persistente. Su bouquet floral está matizado con aromas de manzana, pera y notas cítricas, y en boca presenta una textura suave con una acidez persistente que le confiere un perfil seco y elegante.

Orígenes y Desarrollo

¿Pero de dónde vienen estos maravillosos vinos? El Prosecco tiene sus raíces en el norte de Italia, en las regiones de Veneto y Friuli. Su evolución comienza con el Prosecco DOC, que se produce principalmente en los valles bajos de estas regiones. Este vino representa la base de la pirámide de la elaboración del Prosecco. En la cúspide están las regiones DOCG, áreas más pequeñas con climas y terrenos únicos, donde se aplican rigurosos controles de calidad. Existen dos DOCG para el Prosecco: Asolo y Conegliano-Valdobiaddene. La región de Conegliano-Valdobiaddene, compuesta por 15 comunas, es particularmente reconocida por su calidad.

En las zonas montañosas del DOCG, la viticultura tiene una larga tradición que se remonta a la época romana. En esos tiempos, los vinos se embotellaban como tranquilos o ligeramente espumosos, pero no fue sino hasta finales del siglo XIX que el Prosecco empezó a parecerse a lo que conocemos hoy. 

La invención del método Charmat, que permite la fermentación secundaria en tanques de acero inoxidable, transformó el Prosecco en el vino espumoso más vendido del mundo y hoy en día, se producen más de 700 millones de botellas anualmente bajo las denominaciones DOC y DOCG.

Reconocimiento y Evolución

En 2019, la región vitivinícola del Prosecco fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Este reconocimiento no solo celebra su riqueza cultural e histórica, sino que también impulsa las iniciativas medioambientales y enoturísticas en la región.

Para los entusiastas del Prosecco, hay buenas noticias: esta bebida burbujeante está en constante evolución. Lo que alguna vez fue visto como una opción económica y alegre se está transformando en una categoría sofisticada, con vinos que presentan una complejidad y carácter sorprendentes, sin perder su accesibilidad.

Historia de la Viticultura

La viticultura en la región del Prosecco tiene raíces antiguas, desde tiempos romanos, cuando la uva Glera, inicialmente cultivada cerca del poblado de Prosecco, era empleada para la elaboración de vinos. Para el siglo XVIII, el cultivo de Glera se había expandido a las colinas de Veneto y sus alrededores. Fue en el siglo XX cuando el Prosecco comenzó a ser elaborado en esta región de manera más notable, gracias al desarrollo del método Charmat, que revolucionó su producción al realizar la segunda fermentación en tanques de acero inoxidable, a diferencia del método tradicional champenoise que se realiza en botella.

El año 2009 marcó un hito para el Prosecco con la obtención de la mayor denominación DOCG, imponiendo estrictos controles en los procesos de vendimia, vinificación y embotellado. La regulación también permite la inclusión de hasta un 15% de otras uvas, como Glera Lunga, Chardonnay, Pinot Bianco, Pinot Grigio y Pinot Noir en los Prosecco Rosé. La variedad de uva principal es la Glera, conocida anteriormente como Prosecco. Esta uva, originaria de Eslovenia, fue replantada en el poblado de Prosecco y renombrada como Glera en 2009 para proteger el nombre del vino.

En conclusión, el Prosecco ha recorrido un largo camino desde sus humildes comienzos en la época romana hasta convertirse en una de las bebidas espumosas más populares del mundo. Su evolución continúa, y la región del Prosecco sigue destacándose por su innovación, calidad y patrimonio. Así que, la próxima vez que levantes una copa de Prosecco mientras disfrutas de una Mimosa en el brunch del domingo, o simplemente brindando por un buen momento, estarás disfrutando no solo de un vino delicioso, sino también de una historia rica y fascinante que ha encantado a generaciones.