Bien que sabían Romeo y Julieta lo que expresara Dante Alighieri en alguna de sus novelas: “El Vino siembra poesía en los corazones”. Valpolicella, Verona la tierra de los dos amantes, el Recioto y el Amarone, son un emblema de la seducción; voluptuosos y sensuales que nacen de las mismas uvas, el uno dulce, el otro amargo. ¿Qué mejor metáfora que la pasión de dos enamorados?
Recioto y Amarone son dos vinos italianos producidos a partir de tres uvas autóctonas de la región, Corvina, Corvinone y Rondinella. Recioto vino dulce que viene de la palabra “recia” que en dialecto veneto significa oreja, ya que se utilizan exclusivamente las uvas de las laterales del racimo que son las que reciben más sol y se encuentran más maduras.
Por su parte, el epíteto de Amarone nace por casualidad en 1932 cuando el sommelier Adelino Lucchese de la cooperativa de la Valpolicella probó una partida olvidada en la bodega desde hacía tiempo y viendo que el vino se había vuelto amargo, “amaro” es amargo en italiano, llamo a este vino Amarone della Valpolicella.
Existen muchas evidencias en la historia de la presencia de este vino, una de ellas en 1845, unos sommeliers de París hablaban de “un supremo vino de Italia” al probar un vino tinto veronés envejecido por más de 10 años.
La vinificación de Amarone inicia las dos primeras semanas de octubre cuando se seleccionan las uvas que han madurado completamente, depositándolas en una sola cama en charolas de madera colocadas una encima de otra y en lugares aireados y poco húmedos. Esto permitirá lograr una deshidratación de las uvas estrictamente controlada y evitar que se pudran las uvas. Después de 120 días se procede al prensado de las uvas y a la fermentación del mosto a bajas temperaturas durante 50 días. Finalmente se deja madurar el vino por lo menos 24 meses en barricas.
El Amarone se caracteriza por su color rojo granate y su sabor redondo, cálido y aterciopelado, perfume de fruta madura, compota de frambuesa y cereza y una graduación de alcohol de 14 %. Como los amantes de Verona, ¡atrévete a abrir y degustar una botella de Amarone della Valpolicella y sembrar poesía en los corazones!
